EL DERECHO HUMANO A LA SALUD

El derecho a la salud tiene rango constitucional a partir de la reforma de 1994 que incorporó al texto de nuestra Carta Magna los pactos y convenciones que lo establecen en el orden internacional. Primero que nada ¿de qué estamos hablando cuando decimos salud? Fundamentalmente estamos hablando de un estado de completo bienestar físico , mental y social y no solamente de la ausencia de infecciones o enfermedades. Entonces, a la luz de esta definición una cosa es la consagración normativa del derecho y otra es su vigencia real . Tal como ocurre con otros derechos amparados por la constitución, su ejercicio efectivo con ese alcance no está disponible para una amplia franja de compatriotas.

La calidad y extensión del servicio de salud no han mejorado al compas de las estadísticas de crecimiento informadas oficialmente en los últimos años. Al igual que en el caso de la educación, van a la salud muchos fondos, pero los resultados también aquí son decepcionaste. Aunque la cifra del gasto en salud como porcentaje del PBI, esté en línea con valores europeos, existe aún hoy un 30% de la población sin acceso a los recursos sanitarios.

Los análisis se encaminan y llegan a buen destino formulando las preguntas pertinentes. Y lo que corresponde preguntar en primer lugar es ¿qué está fallando para que millones de personas no puedan gozar de un buen servicio de salud?

Los diagnósticos coinciden en identificar la cusa principal con el hecho de que el llamado sistema de salud, en realidad no funciona como tal. Un conjunto merece la calificación de sistema cuando sus partes o elementos componentes operan a un nivel razonable de eficiencia e interactúan entre si para lograr un objetivo.

El abordaje de los problemas de gestión, bajo el enfoque metodológico de la teoría General de Sistemas es un comienzo auspicioso. Pero el planteo de sistemas no resuelve por si solo los problemas. Las soluciones se vuelven objetivos concretables si a los sistemas se los hace funcionar como tales. En Argentina no existe un sistema integrado de salud, si no que hay un conjunto d subsistemas, cada uno con sus características e intereses. Por un lado el sector público que se divide entre la Nación, las provincias y los municipios; por otro las obras sociales y en otro lado están las empresas de medicina prepaga. La responsabilidad primaria por el funcionamiento del servicio de salud en grados importantes de eficiencia y equidad le cabe al Ministerio de Salud de la Nación, quien de acuerdo con la ley de ministerios, debe “entender en la coordinación, articulación y complementación de sistemas de servicios de salud estatales del ámbito nacional, provincial y municipal, de la seguridad social y el sector privado” La evidencia es que hay ausencia notoria de coordinación y articulación y que, por el contrario, campean la heterogeneidad y la fragmentación. La heterogeneidad y la falta de coordinación conspiran contra el uso eficiente de los recursos y el logro de niveles aceptables de equidad en la cobertura de salud. Más aún no solo se observa falta de integración entre los distintos subsistemas , sino que dentro de cada uno de ellos también se advierten significativos niveles de fractura y desconexión.
Los principales responsables por el desempeño global del sistema de salud de un país son los gobiernos. En tal carácter, deberían propender a una mayor integración del sistema, con una reorientación del gasto hacia la prevención. Volver, ni más ni menos al tipo de atención d ela salud que propugnaba Ramón Carrillo.

El fortalecimiento de los sistemas de salud y el aumento de sus equidad son estrategias fundamentales para luchar contra la pobreza y fomentar el desarrollo, los cuales deben ser objetivos prioritarios de la dirección política central de un país . Sirva este trabajo para despertar conciencia y ¡AL GRAN PUEBLO ARGENTINO, SALUD!

 

Hugo Quintana
Secretario General de APOC