Baño Rojo
Ana Laura Saidon
Intervención en Baño Rojo
Esas "viejas moscas pertinaces", "raudas moscas divertidas", "inevitables golosas", que Antonio Machado recordaba con afecto en su conocido poema, se convierten en insaciables Erinias, mensajeras de los dioses y encarnación de las culpas y los remordimientos humanos en la obra teatral de Sartre.
Quizás menos amables que las del escritor español y también menos trágicas que las del francés, las moscas evocadas por Ana Saidon en su instalación en el baño de mujeres sugieren con su presencia la atracción que ejerce sobre ciertas prohibiciones(palabras, costumbres, gestos ) la zumbona mirada de las prácticas artísticas, que se posa deseosa hasta en lo indeseable, revolotea implacable sobre las cosas nobles o vulgares e impúdicamente resiste a toda prevención higiénica.
Pese a que hoy se revisten del glamour del diseño, estas prácticas "pequeñitas, revoltosas" nos interrogan desafiantes sobre todo intento de domesticación y disciplina.