Caen las lágrimas de la Marquise de Merteuil mientras lenta y dedicadamente se saca el maquillaje. Entiende, atónita, que la máscara de la razón no puede manejarlo todo. El amor que se tenían con el Vicomte de Valmont fue truncado. Quien no estuviese dispuesto a alejarse de las mieles de las reglas sociales del siglo XVIII sufriría inexorablemente por la falta de elecciones libres. La estrategia elegida para sobreponerse a semejante martirio le había fracasado.

Años más tarde y en un pueblo no muy lejano a las tierras de la Marquise, Joseph Jacotot vislumbra la inversión del proceso de entendimiento entre las personas. Surge la idea de que el maestro no tiene nada que enseñar más que dar herramientas para que los demás descubran lo que ya saben. Sin dudas, esta idea se expande y nos permite pensarnos desde otro lugar.

Por fin, en el siglo XX y lejos de tierras francesas pero bien cerca de aquí, Paulo Freire nos habla de su delicioso plan para la liberación auténtica de los hombres. No sólo se trata de tener conciencia de que los alumnos ya saben lo que vienen a aprender, sino de la posibilidad emancipatoria que producirá su libertad en los maestros. Pedagogía del oprimido ha sido escrito con un fin muy claro y pensando en cierto estrato social, pero sin dudas me ha marcado en mi actividad docente para poder trasladar esas ideas al ámbito de la práctica artística.

No creo en la educación en el arte es lo que les digo a los alumnos de la Universidad Nacional de Artes el primer día de clases. Alimentar el pensamiento colectivo es mi herramienta, la más cercana a una actividad emancipatoria que he podido incorporar en términos de Jaques Rancière o de Paulo Freire. He entendido tempranamente que la actividad docente sería la herramienta para aventurarme en la transmutación del legado de la historia del arte. Buscar qué de lo heredado puede tener sentido para pensarnos en el presente es el gran desafío que clase a clase me propongo.

Se presentan treinta obras de treinta artistas que en algún momento acompañé y que la sinergia del intercambio nos modificó. Esta muestra es la celebración de mirar estos quince años y encontrar en cada proceso compartido alguna pista de acercamiento a algún sentido. Estas imágenes como documentos que, de una forma invisible a los ojos, dan cuenta del intercambio entre personas que han reflexionado en torno a la idea de la mutua liberación.

Gabriel Baggio

2019

​