Julio - Agosto
Conurbanense
Todos entendemos de qué se habla cuando nos referimos a la historia del arte. ¿Pero qué pasa con la geografía del arte? ¿Hasta qué punto la geografía determina estilos, temáticas, formas y contenidos en las obras? ¿Sigue siendo relevante el punto de origen de un artista, cuando nos encontramos situados en un mundo cada vez más globalizado y tendiente a la uniformidad?
Y no sólo es la globalización, sino también el nomadismo, frecuente en todos los rubros laborales, pero ya normalizado en el artístico, donde los hacedores se mueven entre ciudades y países, realizando residencias, participando en exposiciones o probando suerte en diferentes latitudes.
Pareciera ser que, a pesar de cualquier universalización, la geograficidad de la procedencia y las características del entorno barrial se impregnan en el imaginario, quedan ahí, abrazadas al inconsciente, generando luego puntos de comparación inevitables con todo hábitat que llegará después.
El Conurbano, esa corona que rodea a la Ciudad de Buenos Aires, la reina del Plata, no estaba en los planes de nadie; surgió desordenado, incontenible, voraz, avanzando sobre la región pampeana, la llanura bárbara que parecía extenderse sin fin. Los planes y las ideas para su aplicación se manifestaron cuando ya era una presencia ineludible.
La palabra "conurbación" es la traducción al español del neologismo inventado por Patrick Geddes a comienzos del siglo XX: conurbation. Esta nueva categoría administrativa llega recién en 1947, a través del Censo de Población, cuyo informe instaba que: “Es hora de abandonar el concepto primitivo de ‘Buenos Aires y alrededores’ con que se viene postergando el reconocimiento de la realidad única e indivisible que se llama GRAN BUENOS AIRES”. Sin embargo, cuando el término se vuelva oficial, el “Gran Buenos Aires” excluirá nada menos que a la propia ciudad de Buenos Aires. Nos encontramos en la única gran metrópoli del mundo donde la ciudad de origen y centro quedó excluida de la denominación que suele definir su conurbación.
Y si el nombre de la jurisdicción tardó tanto en llegar, más aún tardaría su gentilicio, de muy reciente aplicación: conurbanense. Las interpretaciones posteriores cimentaron el concepto, nominando una identidad que ya estaba estableciéndose, de una índole distinguible y propia. Si hay una cualidad del Conurbano es el casapropismo. Sin planes gubernamentales reguladores, la población local y la migrante comenzó a construir sus propias casas, autodiseñadas con la sola guía del instinto y el conocimiento en el campo de la albañilería y los oficios.
La improvisación y la urgencia dominaron buena parte de la historia de este crecimiento. Biológicamente no existe una neurona especializada en la creatividad; sin embargo, de ser así, la composición química de esas moléculas estaría en todo conurbanense que se precie de tal.
Lukas Alienígena recupera particularidades únicas en la impronta de la arquitectura conurbanense. Fachadas sorprendentes, detalles constructivos inigualables, como los tanques de agua, que al único plan estratégico al que responden es al de los deseos e intereses de sus dueños. Así, es posible tener una pirámide egipcia de 4 metros de altura en medio de Virrey del Pino, que funcione como un centro espiritual, o una Torre Eiffel en Ituzaingó.
Lukas experimenta aquí con el esgrafiado, manteniendo el trazo limpio que le procura a sus dibujos. Entre los cableados y una línea de edificación más baja, se percibe una estética barrial alejada del caos del microcentro porteño, en la hora de la siesta, donde sólo los perros salen al sol.
Luc Mogni compone sus imágenes en colaboración con múltiples agentes. Ante todo, los protagonistas de los sucesos reales en los que se basa, representados en sus pinturas: vecinos del Conurbano captados en situaciones insólitas, ejerciendo su creatividad en carteles publicitarios, llevando a cabo proezas inimaginables por fuera de toda geometría euclidiana y preceptos de la física aplicada. Mogni ofrece un anclaje visual para aquella frase tan argentina de “atar todo con alambres”.
Estas escenas retratan también cierta personalidad e idiosincrasia, destacando el humor como un atributo fundamental y constitutivo del carácter conurbanense. El otro gran rasgo que se percibe es la constancia, un temperamento aguerrido con la certeza de que no hay imposibilidad alguna que no pueda ser vencida con ingenio y perseverancia.
La expansión del conurbano y su crecimiento fue posible gracias al ferrocarril, las fábricas y las industrias. Para transitar esta provincia tan vasta, el transporte constituye un factor fundamental. Buenos Aires tiene la mayor extensión de vías férreas de Latinoamérica. Horas de vida, de lectura, de siestas, de estudio, de charlas, atravesando superficies y distancias abrumadoras para llegar al trabajo, a la universidad, a un recital, a un encuentro con amigos. El tren Roca, la línea que cruza la zona sur, y las peripecias que suceden en él, es una referencia sobresaliente en las obras de Luc.
Luna Sudaca conecta con el momento más oscuro del territorio, con su lado b: sus noches, plagadas de fantasías, de sexo fácil, de sensualidad y lencerías flúo; buscando telos por Liniers, para concretar ese deseo animal que ni un día de trabajo agotador pudo domesticar. Espejos ardientes, pesadísimos, de tanto cargar con todos los recuerdos que comprimen entre sus hojas vidriadas. Ángeles y demonios merodean, bestias aladas que quieren imponer su voluntad o modelar conductas; mientras los conurbanenses, rebeldes, los examinamos de lejos, pero no nos entregamos a ninguno, porque queremos un poco de los dos.
Las pinturas de Luna revelan un suspense latente, un drama operístico, barroco y, por qué no, satírico, que se desarrolla ante nuestros ojos, y donde la narrativa se encuentra atravesada por una mitología que sostiene la carga sombría de las historias contadas.
Nos ofrecen una dosis de goce, pero un tanto impura, ya que el placer se hace presente también como contracara a la tragedia, a la que diluye y dulcifica, haciéndola más soportable. Desearíamos que ese placer durara tanto como la espera tediosa del 92, en medio de la noche de Villa Insuperable.
En el Conurbano todo confluye, barrios cerrados, rodeados de alambre de púas y alarmas, costaneras, barrios empobrecidos, zonas prósperas, espacios verdes, industrias. Su concepto no sólo se elabora en la afirmación, sino también en la negación de aquellos que evitan ser englobados en esta denominación geográfica que parece abarcarlo todo.
229 barrios conforman hoy en día el Conurbano, habitado según el último censo por 17.569.053 millones de conurbanenses. Venga a nosotros este homenaje.
Evelyn Sol Marquez
Curadora
Julio 2023
Lukas Alienígena
Luc Mogni
Luna Sudaca
Evelyn Sol Marquez